21.12.08

Carta a mi padre (II)


Postal navideña de Langer,
bajada de Internet.




Hola papá.

Desde la última vez que te escribí la verdad es que no ha ocurrido nada digno de mención, ni en el mundo ni en la casa, pero es que necesitaba hablar contigo y éste es el único medio que conozco; quiero pensar que en algún lugar de algún mundo diferente tú puedas ser y estar y verme y vernos y saber de nosotros. Quiero pensarlo, padre, aunque la razón me diga no. No importa, ya sabes que vives en nuestro pensamiento, en nuestro recuerdo y sigues presente en nuestras vidas, aunque pocas veces lo manifestemos de una manera explícita.

Tú no eras muy navideño. Ni semanasantero. Ni te gustaban las fiestas que no fueran paganas. Bueno, el Carnaval tampoco! Te parecía un poco chusco y barriobajero. Y en eso estoy contigo, mal que les pese a quienes lo disfrutan. Siempre criticabas los cortes de tráfico que se producían en el centro de la ciudad por culpa de la Semana Santa. Bramabas porque la Iglesia aún tenía los privilegios de cortar las calles y modificar la vida de los que no creen. Tú, tan iconoclasta como siempre. Sin embargo, mis amigos -¿recuerdas?- cuando venían a casa se admiraban de tu biblioteca: “Vida de Jesús”, “Las llaves de San Pedro”, “Historia de las Religiones”… Quien no te conocía, al ver tantos libros sobre religión pensaba que eras un beato. Yo me sonreía y les decía: “No, es que le gusta conocer”. Eso siempre admiré de ti: nunca hablabas sin conocimiento de causa. Todo lo que ‘rajaste’ en vida de la Iglesia, de las iglesias, estaba bien fundamentado. La bibliografía que consultabas así lo demuestra. Y ahí sigue, junto a los otros 3000 volúmenes que engrosan tu biblioteca. Por cierto, tengo que decirte que he donado algunos libros. No, no te preocupes, no eran “los del puntito”; esos que tú marcaste como ‘imprescindibles’, los que me dijiste que debía leer sin remisión. Te confieso que todos, lo que se dice todos, no los he leído (¡me dejaste un largo encargo¡), pero estoy en ello. Descuida por eso. ¡Es que cada día editan libros nuevos y se me acumula el trabajo¡ Ahora estoy acabando “La locura de Jesús”, del doctor Binet-Sanglé, en esa edición de 1931 que con tanto esmero cuidabas. Vaya tela, estoy alucinando!


Pues eso, que estoy contigo en que el estado ha de ser aconfesional y que por lo tanto, la Iglesia Católica no debe entrometerse en la vida de los españoles; como mucho, en la de sus feligreses, si es que ellos se lo permiten. Pero mira, también es bien cierto que Cáritas, por ejemplo, hace mucho por los desfavorecidos, y a veces llega donde no llega el Estado. Sí, hay que cambiarlo, lo sé: el Estado ha de llegar a todos los hogares y protegerlos adecuadamente, en eso estamos de acuerdo. Pero tú sabes que la realidad, a veces, es bien otra.

Bush se va, papá, ya pronto. El muy capullo fue a despedirse de los iraquíes antes de irse; ¡qué poca vergüenza¡ Le tiraron un zapato en la rueda de prensa que dio junto a su títere, el presidente de Irak, pero, lamentablemente, no le dieron. ¡En todos los morros merecía haber recibido la suela ensangrentada del zapato iraquí! Pero ya sabes, todos los hijosputa tienen suerte.

Estamos otra vez en Navidad, papá. Otra navidad sin ti. Tú no eras mucho de celebraciones, pero esta la soportabas. Quizá porque, como yo, pensabas que la navidad es otra cosa. Oficialmente se conmemora el nacimiento de Jesús, pero en realidad, en las fiestas navideñas poca gente hace alusión a ese acontecimiento. Más bien nos dejamos embargar por una sensación de bondadosa histeria colectiva que fluye entre nosotros, haciendo un poco más llevadero el trato con la familia, los amigos, los vecinos e incluso aquéllos a los que no conocemos. No está mal que, al menos una vez al año, seamos capaces de ser generosos, dóciles, y nuestro corazón se enternezca un poquito, para compensar lo cabrones que en el diario del resto del año podemos llegar a ser con la gente que tenemos alrededor; ni te digo con el resto, por acción u omisión.

En fin, una última cosa. En nuestra cena del 24 habrá una cara nueva: Théo, tu bisnieto. Va a ser un chaval estupendo. Así que, si por casualidad tú y yo estábamos equivocados y resulta que efectivamente hay un mundo diferente de este en el que tú estás y si además puedes hacer algo, lo que te pido es que le cuides. Acércate a su oído e insuflale aquéllas enseñanzas que a mí me dabas: “Hijo mío, lo que no quieras para ti no lo quieras para nadie”. Se trataba de ser, simplemente, buena persona, por ética. Tú lo conseguiste para ti, yo lo intento para mi y para Théo lo deseo con todas las fuerzas.

Un fuerte abrazo, papá.

1 comentario:

fonsilleda dijo...

Preciosa. Y creo que me llevaría muy bien con él. Mi padre era distinto pero también algo muy especial, como el tuyo inteligente, listo y amante de la familia, buena persona y le gustaba ayudar.
Yo tampoco le olvido y muchas veces le necesito todavía a mi lado, incluso para que me dijera aquello tan simple que me decía cuando ya le decían que mejor que no fumara "nena, ¿no tendrás por ahí un pitillo?".
También me gustaría saber su opinión acerca de todo lo que está sucediendo.
Tu padre, si hay algún lugar al que vayan los seres que merecen la pena, te ayudará a cuidar a Théo.