23.12.08

UNA INTERPRETACIÓN DEL ARTE DIGITAL



Salvador Montesa, primero por la izquierda, durante la lectura de su aportación a la mesa redonda sobre Arte Digital.

Como quizá algunos de vosotros sepáis, mi colega Domingo Moreno y yo formamos, desde el años 2000, lo que llamamos Factoría Pláxtica, una agrupación de dos, un tándem, que tiene como interés principal el arte en general y el arte digital en particular.

La suerte y los amigos y, porqué no, el trabajo que hacemos, nos llevó en 2004 exponer nuestra obra en la sede del Instituto Cervantes de Nápoles y en 2005 en la sede que tiene en Sao Paulo, Brasil.

En esa ocasión, se organizó un foro y un debate sobre Arte Digital al que acudieron gente importante relacionada con el tema, desde arquitectos a galeristas.

Uno de los intervinientes fue Salvador Montesa Peydro, profesor de Literatura de la Universidad de Málaga y buen conocedor de arte en general.

El motivo por el que reproduzco hoy aquí su intervención es, más que nada, porque considero, junto a mi compañero Domi, que sus reflexiones son lo más interesante que hemos leído sobre esa faceta del arte y su concepto de lo que es o no es artístico coincide en buena medida con lo que pensamos nosotros.

No os asustéis por el tocho. Resulta ameno y muy ilustrativo.
Espero que lo disfrutéis.






SAO PAULO, 25 DE OCTUBRE DE 2005


ARTE DIGITAL, ARTE DE NUESTRO TIEMPO.
Salvador Montesa

Antes de empezar propiamente con estás pocas ideas que voy a desarrollar ante ustedes, quisiera expresar mi sincero agradecimiento al Instituto Cervantes, y en especial a su director, D. Juan Manuel Casado, por haber invitado a compartir estos momentos con ustedes y con expertos tan entendidos en estos temas del arte como son Bernardo Caro, Carlos Zíbel, Nuria Lluis y Ariel Severino. Espero que mis palabras no desentonen mucho en medio de tan entendidos experto en arte. Muchas gracias, Juan.

Hablar el último tiene la ventaja o los inconvenientes de que quizás alguna de las cosas que yo traía preparadas para decirles hayan sido ya expuestas por lo que me han antecedido en el uso de la palabra. Les pido pues disculpas por las reiteraciones y lo que sí les aseguro es que seré muy breve para dar paso a sus intervenciones y preguntas.

Las ideas que voy a exponer son, más que un conjunto trabado, una serie de sugerencias, a veces algo inconexas pero que nos permitan un debate abierto. Y voluntariamente limito el amplio abanico de consideraciones posibles a aquellas que me parecen relacionadas con la exposición que ahora después vamos a inaugurar.

El tema que centra esta mesa redonda es el arte digital. Pero en la actualidad cuando hablamos de arte digital, quizás por su novedad, quizás por ser un arte todavía descubriéndose a sí
mismo, tenemos tendencia a limitar sus fronteras y sus contenidos.

Un primer problema, y casi afirmaría, el que más ha sido tratado, si no por los artistas, sí por parte de la crítica y por el gran público que se aproxima a las realizaciones digitales, es si realmente pueden considerarse arte. Y eso porque la novedad del medio hace que la mirada desacostumbrada se centre más en los instrumentos empleados que en el producto obtenido. Los aspectos técnicos pueden ayudarnos a delimitar qué es arte digital y qué no es arte digital, pueden ayudarnos a establecer una clasificación, pero nunca deben hacernos perder la perspectiva: en el sintagma “arte digital” lo importante es el sustantivo y no el adjetivo, lo importante es la obra producida, no los caminos que se hayan recorrido para llegar al producto final. Hasta los mismos artistas se sienten en ocasiones en la obligación de justificar su trabajo.

Y el arte (llamémoslo artesanal, tradicional o digital, o clasifiquémoslo por las modas y gustos como realista, impresionista, abstracto, pop, conceptual o minimalista), el arte solo tiene una función: conmover al que se acerca a él, emocionar, deslumbrar afectiva o intelectualmente, descubrir visiones de la realidad o de la fantasía.

Al fin y al cabo la obra artística nos ofrece un modo de entender el mundo, de asimilarlo, de interpretarlo.

Discutir, pues, sobre la validez del medio digital sería como valorar una obra literaria en función de si ha sido escrita a mano, con una máquina de escribir, o si la recibimos impresa, a través de la pantalla del ordenador o por una grabación de audio.

Y esto me lleva a recordar que el concepto de arte digital es mucho más amplio en sus contenidos que la sola representación plástica (aunque esta sea el pretexto que ha servido para que nos reunamos aquí hoy): el cine, la televisión, la fotografía, los videojuegos, la música, las instalaciones interactivas, etc. Basadas en el mundo digital, ofrecen unos enfoques y una estética diferenciada de la del arte tradicional

Se trata de una estética a la medida de nuestros tiempos. La visión que cualquiera de los aquí presentes tenemos del mundo hoy es distinta, yo diría que radicalmente distinta aunque no seamos conscientes de ello, de la que teníamos hace veinte años. Y eso no es solo porque el mundo haya cambiado, que es verdad. Lo que realmente ha cambiado es nuestro modo de percibir el mundo por que son distintos los instrumentos a través de los que nos adueñamos de la realidad. Y permitidme que os diga que nosotros somos unos recién llegados a la era digital, que nuestro cerebro ha sido organizado con determinados esquemas de interpretación del universo que ya están en trance de ser superados. Las generaciones que nos siguen tendrán un conocimiento virtual del mundo mucho antes de tener un conocimiento experimental. Muchas facetas de la realidad vivida, tal como las hemos vivido nosotros no las llegarán a sentir nunca. Estarán familiarizados con un medio que a nosotros se nos antoja frío y falso.

La realidad de los jóvenes de hoy es una realidad globalizada, hiperespacial e hipertemporal. Realidad vista a través (hoy) de una pantalla del ordenador en un flujo continuo, incesante de imágenes e informaciones que van desde lo cósmico a lo infinitesimal, que se acumulan, se excluyen y se eliminan.

Una realidad promiscua e indiferenciada: en la pantalla tienen la misma consistencia las representaciones de la realidad que las representaciones de la fantasía, se superponen se mezclan, se entrecruzan: el mismo concepto de lo real será distinto. Tan cierto es Picasso como su caballo del Guernica, tan real es Guernica como las imágenes digitales de El Señor de los Anillos.

Discriminar la verdad, lo verdadero, lo que tiene consistencia de lo que es falso es tarea difícil porque lo uno y lo otro circulan vertiginosamente por el ordenador

Ciertamente que este concepto no es antiguo. Ya decía Shakespeare que nosotros, los hombres, “estamos hechos de la misma sustancia que nuestros sueños”. Sueño y realidad pertenecían al mismo campo de experiencia. Al fin y al cabo, como también y tan bien dijo algunos años más tarde Calderón de la Barca, los humanos no dejamos de ser un sueño de un ente supremo que duerme, prestos a volatilizarnos en el momento que despierte.

La incertidumbre es la misma, pero el sentido que le daba la cultura tradicional y el que le damos en nuestra ciber-cultura, y como un apartado de ella, en nuestro ciber-arte, es radicalmente distinto.

Arte de fusión, de confusión, de collage. Arte que refleja la no linealidad de la nueva cultura, la percepción fragmentada, discontinua, cuya manifestación más cotidiana es el zapping. Del concepto del espacio y del tiempo extensivo del pasado, frente al intensivo de hoy: todo está comprimido, al alcance de la mano del dedo, del dígito.

Todo ello produce un arte virtual inconsistente, efímero en muchas de sus manifestaciones. Arte que encuentra muchas
reticencias para ser aceptado por la sociedad capitalista porque no sabe como explotarlo económicamente. Nuestro mundo está regido por las leyes del mercado y la calidad de un producto está en relación con el precio que adquiere en el mercado. ¿Pero como comercializar una obra que en muchas ocasiones no tiene permanencia en el tiempo?

No es el caso de la exposición que nos ha traído aquí. Las nuevas técnicas virtuales han quedado plasmadas sobre el lienzo tradicional. La obra de Víctor y Domi adquiere así permanencia en el tiempo, se le dota de perdurabilidad, pasa ala ámbito de lo real, lo que quiere decir que podemos contemplarla en una galería, colgarla en las paredes de nuestra casa…

He dicho que el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, y sea cual sea la técnica utilizada, es, o pretende ser, una forma de conocimiento. Por eso enfrentarse a una obra artística, a los cuadros de la Factoría Plástica en este caso, es fundamentalmente un desafío intelectual.
En apariencia la realidad representada es sus cuadros es un reflejo de la cotidianidad. Los personajes, los objetos y los paisajes urbanos que los enmarcan reproducen el sustrato vital y cultural más conocido y reconocido de nuestro tiempo.

Sin embargo, una tras otra, todas las piezas de esta obra nos sorprenden, lo que resulta algo paradójico ya que acabo de decir que lo representado forma parte de nuestra experiencia diaria.

Es así porque la realidad no tiene sentido por sí misma, independiente del ojo que la mira. Es solo una posibilidad que actualizamos en cada mirada. El problema es que la rutina y la habitualidad fosilizan en la memoria el modo de percepción convirtiendo en arqueología el vivo devenir de las cosas.

Domi y V. Sáez nos ofrecen un mundo relativizado en el que el tiempo y el espacio, realidad y ficción, se funden en un continuo sin límites definidos. Desarticulada la lógica racional, cada obra es una transversalidad en la que un trasatlántico puede navegar por los canales de Venecia mientras desde lo alto de un edificio un hispánico toro impone su presencia sobre el albero celeste profundamente amarillo…

No es confusión. Cada uno de los elementos funciona como emblemas de nuestro tiempo, de realidades vivas aunque desaparecidas: no importa su época, son pasado pero son presente, por eso pueden estar amalgamadas sin que represente ninguna contradicción. Al contrario, contemplarlas reunidas ayuda a comprender de qué está formada nuestra consciencia.

Un proceso asociativo en el que la ambigüedad cobra carta de naturaleza, y por eso en la escalinata de un palacio napolitano pueden convivir Velásquez, Goya, Warhol y Picasso. O en las grandes avenidas de Sao Paulo los deshumanizados personajes picasianos tienen más contundencia en su policromía que los desdibujados personajes/personas (anónimos peatones de las transitadas calles) con los que alternan. ¿Será una metáfora de la perdurabilidad del arte frente a la fugacidad de lo humano?

Uno por uno podríamos ir desgranando todos los cuadros y en todos hallaríamos una propuesta para acceder a un redescubrimiento, a una visión distinta de lo que nos rodea a través de la mirada creadora de los artistas.

Cada uno de nosotros, según su propia experiencia vital, comprenderá de modo diverso esta indagación de la realidad que pretende desengañarnos, es decir, sacarnos del engaño en que nuestros sentidos adormecidos nos mantienen. Son chispazos que iluminan durante breves segundos nuestra inteligencia haciéndonos ver lo que no veíamos.

Espero que la contemplación de la exposición que ahora vamos a inaugurar les produzca ese placer.

Gracias.


21.12.08

Carta a mi padre (II)


Postal navideña de Langer,
bajada de Internet.




Hola papá.

Desde la última vez que te escribí la verdad es que no ha ocurrido nada digno de mención, ni en el mundo ni en la casa, pero es que necesitaba hablar contigo y éste es el único medio que conozco; quiero pensar que en algún lugar de algún mundo diferente tú puedas ser y estar y verme y vernos y saber de nosotros. Quiero pensarlo, padre, aunque la razón me diga no. No importa, ya sabes que vives en nuestro pensamiento, en nuestro recuerdo y sigues presente en nuestras vidas, aunque pocas veces lo manifestemos de una manera explícita.

Tú no eras muy navideño. Ni semanasantero. Ni te gustaban las fiestas que no fueran paganas. Bueno, el Carnaval tampoco! Te parecía un poco chusco y barriobajero. Y en eso estoy contigo, mal que les pese a quienes lo disfrutan. Siempre criticabas los cortes de tráfico que se producían en el centro de la ciudad por culpa de la Semana Santa. Bramabas porque la Iglesia aún tenía los privilegios de cortar las calles y modificar la vida de los que no creen. Tú, tan iconoclasta como siempre. Sin embargo, mis amigos -¿recuerdas?- cuando venían a casa se admiraban de tu biblioteca: “Vida de Jesús”, “Las llaves de San Pedro”, “Historia de las Religiones”… Quien no te conocía, al ver tantos libros sobre religión pensaba que eras un beato. Yo me sonreía y les decía: “No, es que le gusta conocer”. Eso siempre admiré de ti: nunca hablabas sin conocimiento de causa. Todo lo que ‘rajaste’ en vida de la Iglesia, de las iglesias, estaba bien fundamentado. La bibliografía que consultabas así lo demuestra. Y ahí sigue, junto a los otros 3000 volúmenes que engrosan tu biblioteca. Por cierto, tengo que decirte que he donado algunos libros. No, no te preocupes, no eran “los del puntito”; esos que tú marcaste como ‘imprescindibles’, los que me dijiste que debía leer sin remisión. Te confieso que todos, lo que se dice todos, no los he leído (¡me dejaste un largo encargo¡), pero estoy en ello. Descuida por eso. ¡Es que cada día editan libros nuevos y se me acumula el trabajo¡ Ahora estoy acabando “La locura de Jesús”, del doctor Binet-Sanglé, en esa edición de 1931 que con tanto esmero cuidabas. Vaya tela, estoy alucinando!


Pues eso, que estoy contigo en que el estado ha de ser aconfesional y que por lo tanto, la Iglesia Católica no debe entrometerse en la vida de los españoles; como mucho, en la de sus feligreses, si es que ellos se lo permiten. Pero mira, también es bien cierto que Cáritas, por ejemplo, hace mucho por los desfavorecidos, y a veces llega donde no llega el Estado. Sí, hay que cambiarlo, lo sé: el Estado ha de llegar a todos los hogares y protegerlos adecuadamente, en eso estamos de acuerdo. Pero tú sabes que la realidad, a veces, es bien otra.

Bush se va, papá, ya pronto. El muy capullo fue a despedirse de los iraquíes antes de irse; ¡qué poca vergüenza¡ Le tiraron un zapato en la rueda de prensa que dio junto a su títere, el presidente de Irak, pero, lamentablemente, no le dieron. ¡En todos los morros merecía haber recibido la suela ensangrentada del zapato iraquí! Pero ya sabes, todos los hijosputa tienen suerte.

Estamos otra vez en Navidad, papá. Otra navidad sin ti. Tú no eras mucho de celebraciones, pero esta la soportabas. Quizá porque, como yo, pensabas que la navidad es otra cosa. Oficialmente se conmemora el nacimiento de Jesús, pero en realidad, en las fiestas navideñas poca gente hace alusión a ese acontecimiento. Más bien nos dejamos embargar por una sensación de bondadosa histeria colectiva que fluye entre nosotros, haciendo un poco más llevadero el trato con la familia, los amigos, los vecinos e incluso aquéllos a los que no conocemos. No está mal que, al menos una vez al año, seamos capaces de ser generosos, dóciles, y nuestro corazón se enternezca un poquito, para compensar lo cabrones que en el diario del resto del año podemos llegar a ser con la gente que tenemos alrededor; ni te digo con el resto, por acción u omisión.

En fin, una última cosa. En nuestra cena del 24 habrá una cara nueva: Théo, tu bisnieto. Va a ser un chaval estupendo. Así que, si por casualidad tú y yo estábamos equivocados y resulta que efectivamente hay un mundo diferente de este en el que tú estás y si además puedes hacer algo, lo que te pido es que le cuides. Acércate a su oído e insuflale aquéllas enseñanzas que a mí me dabas: “Hijo mío, lo que no quieras para ti no lo quieras para nadie”. Se trataba de ser, simplemente, buena persona, por ética. Tú lo conseguiste para ti, yo lo intento para mi y para Théo lo deseo con todas las fuerzas.

Un fuerte abrazo, papá.

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19.12.08

SONETO CIBERNÉTICO A QUIEN ME ESCRIBE DESDE EL OTRO LADO DEL ÉTER

Icono de email bajado de internet

Cuántas veces he dicho para mí: !Si mi abuelo Aurelio lavantara la cabeza¡
No es una frase muy original, porque se ha repetido cada generación para demostrar el asombro que producen los nuevos inventos y el efecto que en aquéllos que nos dejaron podrían surtir.

El correo electrónico es uno de ellos, y junto a la propia Internet y el teléfono móvil constituyen tres de los avances teconlógicos más democráticos que exiten. Llegan a todo el mundo, todos tienen su uso al alcance de la mano. Bueno, todos, no. Lamentablemente aún hay millones de personas quitándose el hambre a guantazos que ni pajolera idea tienen de lo que es un mail, ni falta que les hace.

No obstante, esta nueva manera de comunicarse, aparentemente exenta del romanticismo de las cartas perfumadas y la tinta de estilográfica, bien merece, por mi parte, un soneto, y ahí va:

Como un preso que todas las mañanas
al despertar mirase presto el rayo
de sol entrando en la maraña

húmeda y oscura de su celda

así, te digo, yo miro la pantalla

por si mi fiel Outlook, aun de soslayo,
insertado hubiera el telegrama

que mis ojos contemplar esperan.


Ansiosamente, con apremio, busco

entre los bites que día a día me rondan

aquellos de tu firma rubricados,


que el bálsamo que a mí me da más gusto

es aquél que tus deditos forman

cuando escriben, cada día, en el teclado.
.
.

13.12.08

Arturo Pérez Reverte, profeta


¿Qué os puedo decir de él? Arturo Pérez Reverte es uno de esos autores que no le caen indiferentes a nadie. Tengo la desgracia –que por el momento no pienso solucionar, dicho sea de paso- de no haber leído ninguna de sus obras literarias (capitanes alastristes y otras por el estilo), si bien he tenido la suerte de haber visto la película “La Carta Esférica”, con un reparto sensacional y una realización digna de elogio. Su guión, basado en su novela de igual título, resultó bastante interesante.
No, yo no voy a ser quien ponga deméritos a la obra de un autor que han consagrado miles de lectores y que la propia R.A.E. ha instalado en su letra “T”. No voy a hablar de su obra, que evidentemente no conozco, sino tan sólo de sus colaboraciones periódicas en El Semanal, de tirada nacional. Veréis… me encanta lo que dice, su sentido, su manera de ver las cosas, su prisma y su ángulo de visión. Pero ese lenguaje pretendidamente callejero, coloquial, artificiosamente cercano me parece más un artilugio lingüístico para llegar al lector que un ‘estilo’ propio y concreto. E independientemente de eso, A.P.R. –y quien lo siga creo que estará de acuerdo conmigo- adolece de una inmodestia monumental. Él es quien más guerras a reportado, quien más se ha jugado el pellejo entre las balas de las primeras líneas de sus reportajes, quien más entiende de náutica y además, su padre es quien mejor se calza el sombrero en toda España. ¿No habéis notado lo por encima de todo que está este señor? En las páginas de al lado, y en las de otros diarios, hay plumas tan dignas como la suya, tan importantes, pero nunca he visto ninguna que utilice el autobombo de manera tan solapada y ladina. En fin, a lo que iba: decía que comparto con él su visión del mundo y de las cosas (al menos en un buen tanto por ciento) y no dejo de leer lo que nos dice cada semana. Hace unos días me llegó un correo reproduciendo un artículo de él del año 1998, titulado “Los amos del mundo” que es realmente clarividente. Quiero reproducirlo, si me lo permitís. Es.. profético, desde luego, y reafirma su calado intelectual y su calidad como oteador del mundo en el que vive. Quizá por eso se le perdone su falta de modestia y su autobombo.

LOS AMOS DEL MUNDO, por Arturo Pérez-Reverte

(Artículo del escritor español Arturo Pérez-Reverte, publicado en 'El Semanal' el 15 de noviembre de 1998.

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla antro del computador, su futuro y el de sus hijos.

Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.

Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.

Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque
no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.

Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia.

Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.

Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la
gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad.

Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, ¡oh, prodigio!, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para
los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.

Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros.

Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la
estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con su puesto de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.

Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

12.12.08

DESVENTAJAS DE SER POLITICAMENTE CORRECTOS


Lo siento, no he podido resistirme a la tentación de reproducir un correo que me ha llegado.
La verdad, me lo he pasado en grande y quería compartirlo.
Ah..y con todo el respeto a TODO el mundo os digo que... estoy seguro que algún día llegaremos a esto, como nos la sigamos cogiendo con papel de fumar.



Primer correo

DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual
Fecha: 1 de diciembre

Os comunico a todos, con muchísimo gusto y suficiente tiempo para que podáis adaptar vuestros compromisos, que la fiesta de Navidad de la Empresa tendrá lugar el 23 de diciembre y empezará a las 14:00 horas en el restaurante "El Asador de Pedro". El dueño "Pedro" nos ha prometido que la copa final será por cuenta de la casa.
Una pequeña banda amenizará el evento con canciones navideñas tradicionales. Se hará también un pequeño concurso de villancicos con premio al mejor coro y solista. Por tanto todo aquel que se quiera apuntar, será bienvenido. Recordarlo bien, hay dos modalidades: solistas y coros.
El jefe tiene una importante comunicación que hacernos y aprovechará para ello esta grata ocasión.
El intercambio de regalos entre los empleados podrá llevarse a cabo a cualquier hora. Sería de desear que el precio de dichos regalos no sobrepasase los 6 euros, a fin de que éste gesto no pese en los bolsillos de nadie.
¡Feliz Navidad a todos y a vuestras respectivas familias¡

Atentamente, Puri


Segundo correo

DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 2ª comunicación
Fecha: 2 de diciembre

De ninguna manera mi circular de ayer quería excluir a nuestros empleados judíos, que, como todos sabemos, no celebran la Navidad Cristiana. Es más, reconocemos la importancia del Hanukah, que suele coincidir normalmente con la Navidad , aunque no éste año.
Lo mejor será que a partir de ahora, hablemos de la Fiesta de las vacaciones de diciembre.
Por ello no se cantarán villancicos y se dispondrá de otro tipo de música para amenizar la fiesta.

Atentamente, Puri


Tercer correo

DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 3ª comunicación
Fecha: 3 de diciembre

Con referencia a la nota del miembro de Alcohólicos Anónimos, recibida ayer a última hora en este departamento, en la que se solicita la instalación de una mesa donde no se beba, éste departamento tiene la obligación de comunicar al remitente de la misma que la Dirección de la Empresa está estudiando si debe o no considerarlo, ya que se trata de un anónimo, pues el autor ha omitido identificarse.
No obstante la Dirección ha dejado en mis manos éste asunto y, por lo que a mi respecta, no tengo inconveniente, estaré encantada en poder satisfacer la mencionada petición
Ahora bien, si reservo una mesa con un cartel tipo "Reserva para A.A.", el anónimo secreto pasará a ser una pregonada revelación pública. Por tanto, creo justo determinar la estupidez de tal petición y recomendar al implicado o implicados que, simplemente, se abstengan de beber.
Por otro lado, lamento comunicar a todos los empleados que queda abolido y terminantemente prohibido el intercambio de regalos, ya que los compañeros del Comité de Empresa han acordado que 6 euros es demasiado dinero y, en cambio, los ejecutivos y directivos piensan que esa cantidad es miserable (textualmente, "una mierda") para poder hacer un regalo en condiciones.

Atentamente, Puri.

Cuarto correo

DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 4ª comunicación
Fecha: 7 de diciembre

¡Da gusto trabajar en una Empresa tan variopinta¡ ¡Quien me iba a decir a mí, este año, que el Ramadán comienza el 20 de diciembre¡ No tenía ni pajolera idea; y esto, la verdad, anímicamente, me afecta muchísimo, porque hasta he llegado a pensar qué pinto yo en el Departamento de Recursos Humanos si no sé cuando empieza cada año el Ramadán, que es el mes del calendario musulmán en el que está prohibido comer o beber mientras haya luz del día.
Este hecho complica mucho la fiesta, porque somos conscientes de cuánto una comida de empresa puede herir la sensibilidad de nuestros empleados musulmanes. Quizá el "Asador de Pedro" pueda esperar a servir los platos al final de la fiesta; total, en ésta época del año, los días son muy cortos y no creo yo que les cause excesivo trastorno esperar a servir la comida a la hora de la cena.
En tanto estudiamos las posibles alternativas, se informa a todos los compañeros trabajadores de que, sin intención discriminatoria, los obesos se colocarán en los sitios más alejados de donde estén los dulces, las embarazadas cerca de los lavados, los homosexuales podrán estar juntos en la misma mesa o compartir mesa con compañeros heterosexuales si así lo desean, las lesbianas no estarán obligadas a sentarse con los gays, ya que dispondrán de mesas suficientes para ellas solas. Los 5 trabajadores que han comunicado al departamento que son travestidos podrán acudir a la fiesta con la ropa que estimen más oportuna siempre que no lo hagan de drag-queens, en aras a cuidar la imagen de ésta Empresa centenaria.
Los que estén a dieta deberán entregar al Departamento de RRHH, al menos con 6 días de antelación, una lista de los alimentos prohibidos

Atentamente, Puri.

Quinto correo

DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: Fiesta de Navidad anual. 5ª comunicación
Fecha: 9 de diciembre

Os ruego tener un poquito más de espíritu festivo, por favor.
Aprovecho ésta oportunidad para notificaros que la Empresa a la vista de ciertas actitudes, ha cambiado de idea, y ya no hará ninguna comunicación importante durante la fiesta. La misma será notificada por correo certificado, a los respectivos domicilios de los empleados.

Atentamente, Puri

Sexto correo

DE: Puri Castejón (Departamento de Recursos Humanos)
A: Todos los empleados
OBJETO: La Puta Fiesta de Navidad anual. 6ª comunicación
Fecha: 11 de diciembre

PUES NO ..........NO TENGO NI PUTA IDEA DE LO QUE OS VAN A COMUNICAR POR CORREO CERTIFICADO, Y ME IMPORTA TRES HUEVOS DE PATO LO QUE OS DIGAN.

ADEMÁS, QUEDA CLARO QUE, AL QUE SE LE OCURRA CAMBIAR DE DIRECCIÓN EN ESTOS DÍAS, LO RAJO PERSONALMENTE.

¡EFECTIVAMENTE, HE PENSADO EN LOS VEGETARIANOS¡ ¡COMO NO IBA A PENSAR EN ELLOS¡ Y, ENTRE UN BUEN NABO O UN PEPINO ENORME, QUE VAYAN ELIGIENDO LO QUE SE VAN A METER ESE DÍA POR EL CULO.

¡YA OS HE DICHO MIL VECES QUE LA FIESTA SE HARÁ EN EL "ASADOR DE PEDRO"¡, POR TANTO, HABRÁ CARNE. MUCHA CARNE; Y AL QUE NO LE GUSTE QUE SE JODA.

ESPERANDO QUE TENGÁIS LAS FIESTAS DE NAVIDAD Y FIN DE AÑO MÁS DESAGRADABLES DE VUESTRAS VIDAS, OS ODIA A MUERTE.

PURI





Último correo

DE: Anselmo Donosorro (Director de RRHH)
A: Todos los empleados
OBJETO: Puri Castejón y Fiesta de Navidad anual. Comunicación Final
Fecha: 18 de diciembre

Como todos ustedes saben, el estrés ha minado la lúcida salud de Puri, hecho que anteayer motivó su ingreso urgente en el sanatorio para enfermos mentales "Virgen de la Cabeza".

Por tal motivo y dadas las circunstancias, imagino que entenderán que es obligación de este Departamento suspender la fiesta que ella, organizaba, año tras año, con autentica entrega, maestría y exquisito esmero.

Un saludo

10.12.08

SONETO Y NAVIDAD

Imagen digital de Victor Sáez


Fiesta feliz que a todos enternece
se asoma ya por las colinas blancas.
Fiesta feliz que el viento solo mece
para los que aún albergan esperanzas.

Yo no quiero cantar tiernas canciones
si otros niños de guerra se enmudecen.
Enmudezcan también hoy las naciones
de vergüenza ante los que padecen.

Desesperado el canto, así lo siento,
que no es hora de rezos ni plegarias,
músicas, ni siquiera de lamentos...

¡Rompamos las campanas contra el viento,
que no sea la esperanza imaginaria
en esta navidad de un mundo muerto¡
.
.

7.12.08

NUNCA SABRÉ CÓMO LO HICE...

Imagen tomada prestada del blog http://hechiceradeluna.blogia.com

Tengo una amiga que piensa que tengo talento, o al menos, así me lo hace ver. Resulta que es una buena amiga, de esas que vas conociendo poco a poco y te va calando su manera de ser, su amabilidad, su dulzura y su visión del mundo. Pues eso, que cree que tengo imaginación, creatividad y todo eso que yo, en mi interior, en verdad que echo de menos.

El otro día –y pensando precisamente en lo anterior- seco de ideas y sin nada interesante que decir, buscaba como Serrat, mirando al techo (éste que miro ahora lo tengo recién pintado, mire usted por donde) que las musas me visitaran con una historia que contar. Una historia interesante, de esas de culebrón venezolano, donde intervinieran muchos personajes y donde la vida se manifestara en toda su rabiosa realidad.

Pensando y pensando, preparé en mis elucubraciones una historia de desdichas y amores contrapuestos, cuando no yuxtapuestos, y la hice empezar situada en Madrid, año 1940. Explicaré aquí solo el esquema de la historia, porque eso era, algo que luego habría que desarrollar.

Había recién acabado la guerra civil española y el hambre pululaba por doquier, se la quitaba la gente ‘a guantazos’, como solía decirse. María (démosle nombre a la protagonista) estaba casada con un funcionario de prisiones cuyo sueldo era escaso, muy escaso, y el trabajo duro, muy duro. Vivían los dos en un piso antiguo en el centro de Madrid, sin calefacción y sin ascensor, escaleras de suelo de ladrillo y madera y aldabas en las puertas de cada casa. El suyo era un tercero, de los de antes, lo que hoy podría ser un quinto en altura.

Ella, María, ayudaba a sostener la casa fregando porterías de gente bien –de los afectos al Régimen, los vencedores- trabajo con el cual ayudaba a la manutención de su marido y sus dos hijas, de cuatro y seis años. María sabía que el futuro que le esperaba a sus hijas era azul oscuro, casi negro, y en cualquier caso teñido de hambre, de frío y de un seguro malvivir. Honrados, pero pobres, y desde luego, sin más esperanzas en el horizonte que alcanzar el sueño de comer caliente a diario.

Lo decidió. Cuando recibió la carta de su prima Mati, que vivía en Argentina desde corta edad y con la que, por navidad, intercambiaba postales de lo Reyes Magos cargados de juguetes –ventana sobre cartulina a una ilusión inalcanzable-, cuando recibió esa carta decidió poner remedio a sus penurias y se embarcó un mes más tarde rumbo a ultramar. Dejó a su marido con sus dos pequeñas en Madrid y partió hacia el otro lado del océano con la intención de trabajar –trabajaría duro, muy duro- para ahorrar y enviar dinero a su familia. Una mujer con agallas, decía la gente, que invirtió su rol de ama de casa tornándolo en ‘madre de familia’ buscadora de sustento.

De las vicisitudes de María en Argentina no hablaremos, porque la historia se bifurca hacia los avatares de su hija mayor. Esta niña –eso era la zagala, una cría- quedó preñada a los dieciséis años; por más que el padre hizo lo posible por educarla en el conocimiento de los males que acechan al mundo, no tuvo con su hija (Él, hombre, España, 1940) la conversación que todo progenitor debe mantener poniendo al día a su prole en temas de amor y de sexo.

En el Madrid de los cincuenta, quedarse preñada sin marido y joven suponía estar en boca de todos, amigos y enemigos. Así que, madre soltera, decidió tener a su hijo, pero lo dejó en brazos de su padre y marchó a Inglaterra, tierra alejada de España que la acogería con un idioma desconocido en un lado y una escoba en el otro.

De cómo soy capaz de crear una historia donde el padre de esta familia sufra tanto ni yo mismo lo sé. Sin embargo, se trata de crear una historia rocambolesca, difícil de creer pero con el suficiente atractivo como para enganchar al lector. Sigo, pues. El padre, al que llamaremos Tomás, se quedó sin mujer en 1940, a cargo de dos hijas y ahora, 13 años después, a cargo de un nieto recién nacido, que tendrá que malcuidar con el apoyo de su otra hija.

Son los años cincuenta y para evitar que ese niño tuviera, al final, que bautizarse bajo el apellido Expósito, el padre decidió, ida la hija a tierras sajonas, bautizar a su nieto como si fuera su hijo, darle nombre y su apellido, y criarlo de tal guisa para que no fuera niño bastardo.

La hija, Elena, se dedicó a trabajar como pudo en los bajos de un bed & breakfast limpiando la cocina y fregando los baños, aunque meses más tarde consiguió aprender a hacer pizzas gracias a un amigo italiano y encontró empleo en un restaurante italiano cerca de Picadilly.

Allí, una tarde, entró a cenar un hombre apuesto que la miró fijamente, extasiado ante su presencia. Ella bajó la mirada, pero esa misma noche -que así ocurre cuando el amor fluye por ríos incontrolados- hizo el amor salvajemente con el galán, que resultó ser australiano transeúnte en tierras londinenses.

Después de tres meses de convivencia en la ciudad, decidieron partir para Australia, en un vapor desvencijado que surcaría mares y océanos en su viaje. Cuando el barco doblaba el cabo de Finisterre, Elena, en la cubierta de estribor, lanzó una mirada nostálgica hacia la costa, como queriendo alcanzar con la vista la calle de Madrid donde vivía su hijo, su padre y su hermana, y sin olvidar ni un segundo la cara de su madre, perdida en una vida ajena en tierras argentinas.

Llegados a Sidney, casi un mes después, el australiano había descubierto que en su bagaje no solo llevaba un fardo con sus pocas pertenencias sino además un peso lastrador con boquita pintada y unos senos perfectos de los que ya se había cansado. Tanto, que en el primer tren que tomaron con destino desconocido, Elena fue abandonada sin más por un australiano indecente que bajó en la segunda estación a comprar tabaco y no volvió nunca jamás.

Reconozcamos que la historia me estaba quedando suculenta, con casi todos los ingredientes de un ficción rebuscada.

Mi amiga, de la que hablaba al principio, leyó lo escrito. Se sorprendió muchísimo e hizo una mueca de decepción. Yo esperaba una apertura de ojos deslumbrados por mi inventiva, pero… mi amiga me contó que esa historia, la que yo había escrito, no era una historia irreal, no era el producto de mi creatividad, de mi inventiva. Era una historia real, cierta, que había ocurrido en esos tiempos y lugares y de la que ella tenía conocimiento por su madre. Es más, llegó mi amiga a enojarse, pues, al parecer, esa era parte de la historia de su familia, y se preguntaba (!me preguntaba¡) de dónde había yo sacado los datos y los pormenores de la historia.

Como comprenderéis, el perplejo fui yo. No tanto por la casualidad de haber descrito, sin querer, una historia que lo era de una persona conocida, más aún querida. Mi perplejidad me llegó por el hecho de que estas vidas inventadas que tanto me costó engendrar, hubieran existido en la realidad.
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5.12.08

Ángel González: Canción de amiga


En el año 2001, en un programa de radio que habitualmente escuchaba de vuelta del trabajo a casa, hablaron de un poeta para mi desconocido hasta entonces. Ese poeta se llamaba Ángel González, y tras nueve años de silencio, acababa de publicar un nuevo libro de poemas titulado "Otoños y otras luces". Lo publicó Tusquets en su colección Nuevos textos sagrados.

De ese libro, que al día siguiente por la noche reposaba ya en mi biblioteca, leído y apreciado, me gustó particularmente un hermoso, triste, melancólico y tierno poema que, por su sencillez, su claridad, su certeza, su armonia, considero de lo mejor que he leído.

Dice así:

Nadie recuerda un invierno tan frío como éste.
Las ramas de los árboles están envueltas en fundas de hielo.
Las estrellas tan altas son destellos de hielo.

Helado está también mi corazón,
pero no fue el invierno.
Mi amiga,
mi dulce amiga,
aquella que me amaba,
me dice que ha dejado de quererme.

No recuerdo un invierno tan frío como éste.
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2.12.08

Vaya putada


Casi se me atragantó el bocado que estaba deglutiendo esta mañana cuando al pasar la hoja del periódico una escueta nota decía: “El cantautor Joan Baptista Humet muere a los 58 años”. Y tras el titular, una pequeña referencia con enlace a otra muerte de otro artista en no sé que país. Tan solo un suelto en una esquina. Casi me ahogo. La lectura del cuadrito de papel, al fondo de la página, parecía no encerrar la tragedia que anunciaba. Pero para mí, para los de mi generación, para todos aquellos que reflexionábamos “..y no soy yo, que aún no soy yo”, aquellos que identificamos nuestros pensamientos con lo que decía este señor de la música y la poesía, para estos, digo, la muerte de Joan Baptista Humet supone la pérdida de un referente importantísimo en nuestras vidas.

Nunca fue amigo de halagos ni de manejos, y eso le alejó de los escenarios y del sistema al uso, donde se mueven –dónde tienen que moverse- los artistas que quieren triunfar. En 2004, animado por sus seguidores, grabó su último disco. Su voz nos trajo recuerdos imborrables. Yo, en agradecimiento por su vuelta, le mandé a su casa un cuadro mío. Él me escribió un email agradeciéndolo, extrañado y feliz, más aún porque no me conocía. No hacía falta. Yo sí a él. No sé si alguna vez se habrá percatado de lo que su trabajo y su manera de expresarlo significó para muchos de nosotros.

Se supone que ahora debería acabar esta entrada con un “Descanse en paz”. No. Estoy bastante cabreado. Solo diré: “Esto ha sido una gran putada, amigo”.
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